A finales del mes pasado estuvimos en la Smart City Expo India (26-28 septiembre 2018) celebrada en Jaipur. Seguro que ya conocéis el Programa del Gobierno Indio lanzado en 2015 (100 Smart Cities Mission, con una dotación presupuestaria de 14.000 millones USD). Mi intención no es hacer valoraciones sobre el evento, que en todo caso considero una excelente iniciativa impulsada entre otros por Jaipur Development Authority y Fira de Barcelona (aprovecho para felicitarles y agradecerles su cortesía y atención).
Cuando llegas a una ciudad india como Jaipur (no es de las grandes, pero tiene más de 3 millones de habitantes) a una expo sobre Smart Cities la primera reacción es “Con los problemas que tiene esta ciudad, no parece muy responsable hablar de servicios inteligentes de ciudad”. Deberíamos hablar primero de servicios básicos.
Pero claro, el problema es de nomenclatura. Después de mil y una definiciones, todos entendemos por “smart cities” aquellas que utilizan los avances tecnológicos y la recopilación de datos masivos para prestar servicios de manera eficiente y más adaptada al ciudadano digital. Perdonadme que simplifique.
Efectivamente, es como una broma. La llamada ciudad rosa de Jaipur (por el color dominante de su casco antiguo) tiene problemas severísimos de abastecimiento y depuración de agua, una movilidad imposible que raya el caos, una contaminación acústica y atmosférica que sobrepasa todos los límites y un largo etcétera. Bueno, muy en línea con el resto de ciudades indias.
La pregunta es, entonces. ¿Qué hacemos hablando de cómo convertirla en una smart city? La ciudad inteligente no es sólo la que utiliza la tecnología para prestar más y mejores servicios. Está muy bien que la tecnología ocupe un lugar central en las conferencias y congresos sobre ciudades en el mundo, pero todos sabemos que la tecnología es solo una herramienta más para impulsar transformaciones urbanas sostenibles. Así que para mí esto no era una Expo sobre Smart City India, sino una expo sobre “Future Urbanization”. La buena noticia es que mucha gente lo tiene claro. Dos muestras claras:
Durante nuestra estancia, acompañamos al Ayuntamiento de Cáceres a la firma de un Acuerdo de Colaboración con la ciudad de Jaipur y tuvimos la oportunidad de conocer la opinión del alcalde de la ciudad de primera mano y de los proyectos “inteligentes” que se están lanzando. Estamos hablando de crear espacios públicos de calidad, de aprovechamiento de patrimonio histórico, de mejorar las canalizaciones de agua, de diseñar vías más amables para una movilidad más sostenible… “La tecnología vendrá después” apuntó.
En segundo lugar, me resultó especialmente inspiradora la presentación de Joan Clos (Director Ejecutivo de UN Habitat). El nuevo paradigma de la Agenda Urbana de Naciones Unidas nos lleva a plantearnos como reto el diseño urbano como una nueva herramienta para generar valor en nuestras ciudades. ¿Cómo creamos valor en las ciudades y reducimos costes? Mejorando los espacios urbanos y sobre todo, aprovechando algo muy bueno, la aglomeración. Después el reto está en cómo distribuimos la creación de ese valor. Para todo esto, hace falta más “Urban design”.
A mí me gustaría que en estos congresos se hablara más sobre planificación urbana sostenible e inteligente, para lo cual, no me cabe ninguna duda que la tecnología es una herramienta fundamental que nos ayudará a planificar mejor y a anticipar riesgos y problemas a futuro.